11/08/2022

Resumen de Al-Andalus para estudiantes de ESO

Disculpe el lector la ausencia de referencias, debida a que se me ha pedido el texto inesperadamente y me suscita cierta urgencia.

Al-Andalus es como llamaban los árabes a la Península Ibérica. Hay quien dice que el nombre es una deformación:

  • de Vandalicia (lote de tierras que habían tocado a los vándalos 300 años antes de que los árabes llegaran a la Península); o
  • de Atlantis (de acuerdo a una interpretación occidental de la Biblia que consideraba que la mítica isla de Platón era en realidad la tierra que cerraba el Mediterráneo por el Oeste; interpretación que dio también en que Breogán, Ith y otros personajes legendarios irlandeses se interpretasen como procedentes de España y no de su original tierra de seres semidivinos más allá del océano occidental);
  • además de otras posibles etimologías propuestas.
En cualquier caso, Al-Andalus se refiere al reino visigodo de España después de que los árabes/moros/musulmanes, gracias a la división del reino y a ciertas ventajas en técnica militar, tomaran su control (y, de paso, trasladaran la capital desde Toledo a Córdoba, capital de la provincia España Bética desde tiempos de Roma).

El dominio árabe del reino y la Península sólo correspondió con todo el territorio en el primer momento (primera mitad del s. VIII); ya que desde mediados del s. VIII la rebelión de los beréberes sometidos a los árabes permitió la consolidación de un reino cristiano centrado en Asturias y luego en León, mientras que en el nordeste del reino los francos se hicieron primero con el control de la parte del reino entre los Pirineos y el río Ródano (que hoy no pertenece a España sino a Francia) y luego de la Marca Hispánica al sur de los Pirineos.

Tras una nueva guerra civil en el califato islámico, en que la dinastía omeya fue derrotada y casi exterminada por su rival la abasí, el heredero de los omeyas, Abderramán, huyó a Al-Andalus, donde estableció su emirato (señorío) independiente de los abasíes. Sus descendientes reclamaron también la supremacía religiosa como califas.

Este estado unificado de Al-Andalus dominado por los musulmanes perduró unos tres siglos desde la conquista hasta su fragmentación en los primeros reinos de taifas, la mala fama de cuya división se ha hecho proverbial en la lengua española. Estos pequeños reinos guerreaban unos contra otros lo mismo que los varios reinos cristianos entre sí en un auténtico juego de tronos de alianzas que se hacían y deshacían, pero con el paso del tiempo los cristianos cobraron conciencia de un objetivo a largo plazo: recuperar el reino godo bajo el dominio cristiano; y ante esto la frontera entre Islam y Cristiandad no dejó de moverse hacia el sur.

Algunas de las taifas no dejaron de mostrar en varias ocasiones un esplendor económico y cultural, pero en lo político y militar la debilidad fue la norma, y llegaron a pedir en varias ocasiones ayuda a señores guerreros moros ya islamizados del noroeste de África (almorávides, almohades, benimerines), que ejercieron sobre ellos un dominio temporal antes de que se volviese a la división en taifas.

Después del período de los segundos reinos de taifas el territorio dominado por musulmanes era tan pequeño y compacto geográficamente que sólo podía dar lugar a un reino, el de Granada, cuyo territorio corresponde aproximadamente con las actuales provincias de Málaga, Granada y Almería. Más de dos siglos duró este último reino de Granada, hasta caer presa de la división interna y las armas de la Corona de Castilla. Desde entonces el símbolo de una granada forma parte del escudo de España.

Aparte del enorme flujo cultural (procedente de la Antigüedad clásica, de los árabes, de Persia y más allá) que a través de Al-Andalus pasó a Europa, políticamente las divisiones de Al-Andalus y las etapas de su conquista por los reinos cristianos borraron la antigua división de la Península en provincias, que con pocas variaciones venía de Roma, y formó la base de la división de varios de los reinos/regiones y de algunas de las provincias de España.

06/07/2021

Un sistema de prestaciones respecto al empleo

Como uso este blog sobre todo para ordenar y dejar ideas asentadas, voy a hacerlo con una que me ha vuelto a rondar después de un tiempo, impulsado por el haberlo tocado en Economía de 4º ESO y cierto resurgimiento del debate respecto a algunos puntos relacionados como son la "mochila austríaca" (de sobra explicada aquíaquíaquí, y aquí) y el ingreso mínimo vital.

Lo que voy a tratar es el sistema de ingresos vitales de cualquier individuo que me parecería ideal para que cualquier Estado lo implantase, de acuerdo a varios principios:

  1. Por encima de todo, que el individuo se valga por sí mismo, independientemente del Estado (que es él y todos sus conciudadanos), a lo largo de toda su vida.
  2. Que en caso de no lograrlo, el Estado organice los mecanismos por los cuales el individuo obtenga el sustento mínimo (y pueda reincorporarse a valerse por sí mismo).

Nótese que he dicho sustento mínimo, no "ingreso mínimo vital" en dinero, que rechazo. Me ahorro extenderme al respecto gracias a esta vídeo réplica de J.R. Rallo que me viene muy a mano. Sólo diré que incluso alumnos de Economía de 4º ESO entienden que lo que nos hace ricos no son montañas de dinero sino los bienes que con ellas podamos conseguir cuando lo deseemos, y que otorgar un ingreso mínimo vital significa, más cuanta mayor es su cuantía, anular en la práctica el dinero, ya que si a quien pudiere proporcionarme un bien no puedo incentivarle mediante dinero, esto es, la capacidad de proveerse a su vez de otros bienes en el futuro, ya que tiene el dinero asegurado, sólo me queda usar la fuerza, mi cara bonita o convencerle de que lo haga... a cambio de nada; ergo en dicha sociedad habría mayores dificultades para conseguir bienes deseados o necesarios. En definitiva, teniendo todos dinero de sobra, somos más pobres. (Por algún motivo, quizá la ciega envidia de dinero, ideas que lo atacan prosperan periódicamente en las corrientes de pensamiento izquierdistas. El dinero es, en definitiva, una muy razonable y civilizada manera de organizar una economía.)

Otro asunto es el del complemento salarial, que me parece más discutible y sobre el que no tengo una opinión tan formada.

-        O        -

El sistema se estructura en una serie de situaciones (S) en que el individuo en disposición de trabajar podría encontrarse, que de acuerdo a los dos principios mencionados arriba van desde la más deseable e independiente del Estado a la más dependiente e indeseable.

  • S1: el trabajador vive del trabajo que libremente se gestiona en el mercado laboral, como lo hace ahora. 
  • S2: el trabajador vive de una cuenta de reserva (CR) que, al modo de la mochila austríaca, los empleadores que tiene mientras se encuentra en la S1 proveen con un pequeño porcentaje del salario bruto, igual que ocurre ahora con las cotizaciones sociales.
    • Es por tanto un fondo de ahorro obligatorio, y podría alegarse que el Estado no tiene derecho a entrometerse hasta ese punto en la libertad de ahorro del individuo, pero de acuerdo al segundo principio arriba mencionado, de no dejar a nadie tirado, el Estado se estaría así cubriendo frente al posible despilfarro del individuo que lo pudiese dejar en la ruina y por tanto en dependencia del Estado u otros.
    • Esta CR podría además estar gestionada por una entidad que consiguiese obtener cierta rentabilidad de sus fondos. Otro aspecto de la CR, correspondiente a su carácter de mochila austríaca, sería que reemplazase a las indemnizaciones por despido y se incorporase a la pensión de jubilación.
    • Ahora bien, aunque el acceso a esta CR está regulado por el Estado, es propiedad del trabajador, con lo cual puede ser heredado a su fallecimiento para los mismos usos de los herederos.
    • El trabajador pasaría de la S1 a cobrar en la S2 al cesar en su empleo por cualquier causa, por lo cual la S2 no funcionaría como la actual prestación por desempleo, que no se cobra en caso de cese voluntario. De esta cuenta se cobraría hasta el límite de fondos, y la mensualidad estaría en función de los salarios que hubieran contribuido a la CR (p.ej. cobrar el 80% de la media de los últimos n salarios, al objeto de incentivar el regreso a la S1).
En estas dos primeras situaciones el individuo no depende del Estado; pero cuando agota los fondos de la S2 pasa a otras en que sí empieza a hacerlo, y por tanto el individuo sólo podrá beneficiarse de sus mecanismos de protección siempre que se someta a las directrices del Estado y acepte las oportunidades de trabajo o formación que éste le encuentre:
  • S3: el trabajador cobra del Estado, pero a cambio de un trabajo de baja cualificación o formativo, orientado a que pueda volver a la S1 (es decir, a mantenerse independientemente) lo antes posible. Con esto se incorpora la vieja reflexión de que quien cobre una prestación lo haga a cambio de algo, pero también la protesta opuesta de que el tiempo de desempleo haya de servir para buscar un nuevo empleo.
    • Idealmente el neto a ingresar por estos trabajos debería ser inferior incluso a los ingresos en la S2.
    • Para servir a esta S3 el Estado debería mantener una bolsa de trabajos de esta clase, típicamente encuadrados en la Administración o empresas públicas, aunque se podría abrir la opción a trabajos en entidades privadas bajo convenio, dejando clara la distinción con una S1 por ejemplo haciendo que fuese el Estado quien gestionase estos puestos de trabajo, que serían temporales y podrían ser sucesivamente ocupados por distintos trabajadores con contrato formativo que serían desbancados por otros con más prioridad.
    • Con una bolsa así de tamaño variable el Estado se ahorraría por un lado tener que contratar a trabajadores que quizá no sean necesarios permanentemente, y por el otro pagar a parados a cambio de nada.
    • Como a esta S3 se accedería desde la S2, el Estado no contribuiría a la CR del trabajador, ya que esto incentivaría a éste a volver a la S2, que inmediatamente agotaría los fondos y volvería a la S3, encontrándose en un bucle interminable. Nótese además que esta S3 se diferencia netamente de la carrera de funcionario, que se encuadraría plenamente en la S1.
  • S4: lo más parecido a la actual prestación por desempleo, el individuo cobraría una prestación contributiva, si bien de menor cuantía que lo que podría ingresar en S1, S2 o S3. Es decir, el Estado le concedería un pago más duradero cuanto más hubiera cotizado el trabajador, siempre que éste, insistimos, se sujete a las oportunidades de trabajo (en S1 o S3) o de formación (en esta misma S4) que el Estado encuentre para él.
    • La única vía por la cual el individuo podría estar cobrando a cambio de nada durante un tiempo sería que ni él ni el Estado encontrasen un trabajo o una formación. Bien podría alegarse que este mecanismo, por ser una concesión del Estado, no es en realidad necesario, pero tendría la utilidad de desincentivar el trabajo en negro, en cuyo caso el balance no es tan negativo contra el Estado, y podría regularse al objeto de que no fuera tan costoso como el actual sistema de prestaciones. El Estado debería además ser sumamente riguroso con los defraudadores que se probase han estado trabajando en negro al tiempo que cobrando una prestación, obligando a la devolución de lo cobrado irregularmente y excluyendo al individuo de beneficios futuros.
    • La prestación de la S4 no se consumiría mientras el individuo se encontrase en la S3, ya que en este caso estaría trabajando.
    • Como detalle adicional, en caso de ser el trabajo de la S3 parcial y no proporcionar unos ingresos mínimos, sí podría consumir la prestación en el porcentaje correspondiente al resto de jornada.
Una vez agotadas las redes de seguridad en que consisten las anteriores situaciones, el individuo se encontraría en unas más inciertas y precarias:
  • S5: el individuo vive de sus ahorros o los ingresos que pueda obtener de sus propiedades. Para evitar en la medida de lo posible que el individuo acabe dependiendo totalmente del Estado u otros, el Estado debería favorecer los mecanismos que permitiesen a las personas en esta situación sacar el máximo partido a dichos ahorros o propiedades (inversiones, alquileres, ventas, hipotecas inversas, etc.). Nótese que un trabajador autónomo se encontraría en una situación que combinaría la S1 y la S5.
  • S6: el individuo vive de la beneficencia, pública o privada, obteniendo de modo no contributivo (es decir, sin haber pagado previamente por ello) alojamiento, manutención y asistencia sanitaria. La frontera entre la S5 y la S6 no sería radical, sino difusa: el Estado iría haciéndose cargo progresivamente de diferentes gastos, incorporándolos a los sistemas que se hiciesen cargo de la S6 (tarifas eléctricas y telefónicas básicas, sanidad gratuita, "comedores sociales", etc. hasta acabar en residencias colectivas). Estos sistemas nacionales de beneficencia estarían idealmente coordinados por el Estado, combinando la provisión por parte del Estado con la provisión por parte de ONGs, voluntarios y caridad privada. Pero tampoco puede ser todo jauja en esta S6:
    • Al igual que en las S3 y S4, el individuo sólo se puede beneficiar de esta S6 mientras se someta a las oportunidades de trabajo o formación que el Estado consiga para él; de modo que quien las rechazase, perdería también el derecho a estar incluido en los sistemas de beneficencia.
    • Encontrarse en esta S6 tiene que estar orientado a reincorporarse a las situaciones superiores, de mayor autonomía, y tiene que ser incómodo e indeseable. Por ello debe concebirse no como un derecho orgullosamente dignificador, sino como un lamentable trance en que el beneficiario deplora estar cargando los hombros de sus conciudadanos; la adecuada nomenclatura para ello sería del tipo "comedor de pobres", "tarifa de beneficencia", "asilo", etc.
    • Para evitar fraudes, dichos alojamiento, manutención y sanidad se obtendrían en especie, no a modo de cheques sin fiscalizar.

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A continuación trato algunos flecos de lo anteriormente expuesto.

Podríamos preguntarnos cómo se encuadra la jubilación en el esquema anterior. Parto para ello de una concepción de la vida laboral como un proceso dinámico en el que progresivamente se van alcanzado mayores cotas de satisfacción y comodidad con el puesto de trabajo dentro de una evolución y reciclaje laborales permanentes; y de también una concepción de la jubilación como una etapa activa y lo más parcial y tardía posible. Un jubilado sería, pues, alguien a quien se concede la capacidad de rechazar voluntariamente oportunidades de trabajo o formación y, a pesar de ello, mantenerse en la S4. Si se quisiese que esto se pareciese más a la actual jubilación, la prestación que se reconocería a un jubilado sería más duradera que la del trabajador; si bien, de acuerdo con la mochila austríaca de la CR de la S2, el jubilado pasaría inicialmente a cobrar de la CR de la S2 y sólo al agotarla entraría en la S4 bajo el supuesto de poder rechazar trabajos, en cuyo caso de todas formas la mensualidad sería menor. La jubilación podría ser en cualquier caso parcial, y bien se ve que trabajadores veteranos podrían desempeñar un valioso papel como formadores o supervisores de quienes se encontrasen en la S3 o la S4. Una vez agotada la pensión de la S4, el jubilado pasaría a la S5 o S6; en definitiva, con todas las características de nuestro esquema, no habría demasiadas diferencias, ni un salto radical, entre un individuo en edad de trabajar y un jubilado.

De acuerdo con lo anterior, la misma capacidad de rechazar algunos puestos se reconocería a los discapacitados, sólo que en lugar de ser voluntario, dicho rechazo se supondría y admitiría por necesidad de las circunstancias de la discapacidad. Ésta, con todo, sería específica, no genérica; es decir: se podrían rechazar trabajos o formaciones orientadas a ellos sólo cuando fuesen incompatibles con la discapacidad concreta del individuo, pero no cuando fuesen compatibles. Este mecanismo serviría para dar prioridad a discapacitados en empleos en que la circunstancia discapacitante no perjudicase al desempeño.

Si en la S6 hemos planteado que se provea al individuo de manutención, sanidad y vivienda, y dado que la primera y la última están habitualmente atribuidas a la gestión privada del individuo, pero la segunda no, surge la conveniencia de que también la sanidad funcione de este modo, con el individuo buscándose el sistema (público o privado, que en todos los casos cuesta dinero, y ahorrándose pagar al público el que pague un seguro privado), y siendo realmente gratuito sólo para quien no pudiera costeárselo, o con el sistema público funcionando como fondo de garantía y cubriendo determinados supuestos de condiciones médicas extremas o raras.

Y por completar el esquema, y saliéndonos ya completamente de lo laboral, en el extremo opuesto a los jubilados estarían los estudiantes, que serían las personas a quienes a las más tempranas edades se les prohíbe trabajar, y sólo progresivamente se les concede tal derecho. En cuanto a sufragarlo, sin embargo, una red de centros mixta público-privada como la actual, pero con un sistema de cheque escolar de gastos valorados por el Estado, sería el que mejor se correspondería con lo que planteamos para la vida laboral.

06/03/2021

Tema de funciones y rectas, Matemáticas 2º ESO

A continuación tenéis una colección de materiales con los que casi podríais desde casa e incluso sin siquiera ayuda del profesor aprender el tema de Rectas tal como lo quiero enfocarlo.

Están por tanto ordenados en la manera en que deberíais verlos vosotros solos, si bien obviamente podéis utilizar los que os convenga en diferentes momentos para preparar o ampliar lo visto en clase:


Vídeos:

Empezamos por unas clases en las que no podéis preguntar o, como mucho, si preguntáis y tenéis suerte de que os respondan, es al cabo de un tiempo (eso lo repito para que os deis cuenta de que en clase es donde tenemos que aprovechar para preguntar dudas al profesor).

Cómo plasmar rectas y otras funciones (Khan Academy): aquí tenéis el primer paso de cómo plasmar una función en una gráfica de ejes coordenados. Hasta esto habíamos llegado el curso pasado.

[Khan Academy tiene vídeos de lecciones completas ¡traducidos al español!]

Cómo hallar la ecuación de la recta (Susi Profe): de este modo hacemos el mismo camino que antes pero en sentido contrario a lo de arriba. El concepto es más difícil, por eso es el primer año que lo vemos.

Resolución gráfica de sistemas de ecuaciones (Susi Profe): esto es el remate del tema, que consiste en aplicar lo que sabemos de rectas, nuevo y antiguo, a lo que hemos aprendido en el tema anterior sobre sistemas de ecuaciones.

[Susi Profe comprobaréis que suele explicar parecido a como lo hago yo en clase, por lo que os animo a que exploréis otros vídeos relacionados con lo que vemos aquí. Ojo que tiene muchos niveles diferentes, que no tienen por qué corresponder con vuestro curso.]


Boletín:

El boletín que os he entregado es la recopilación con que exploraremos toda la variedad de aplicaciones con que nos tenemos que quedar, que iremos proponiendo como deberes de día en día y que resolveremos en el aula.


Herramientas interactivas:

Interactivo PhET de rectas: en mis tiempos teníamos que hacer un montón de ejercicios para darnos cuenta de cómo afectaban los parámetros de la fórmula a la gráfica, y viceversa. Con este interactivo movéis un poco los mandos y veis tanto en un minuto como yo en mi día en una hora.

[PhET tiene un montón de interactivos que se aplican a la mayoría de temas de la mayoría de cursos, y no sólo Mateas, sino también las ciencias naturales. ¡Comentádselo a vuestros profes!] 

Representadores de funciones:

MathsIsFun dispone de muchas herramientas, y ésta es especialmente útil para este tema. Escribiendo la fórmula en la forma y = (x) os la representa al momento. Un punto interesante es que podéis representar hasta cinco funciones a la vez.

GeoGebra: de los más famosos


Ejercicios para hacer gimnasia matemática:

Una vez estéis fogueados en los conceptos con lo anterior, deberéis ir haciendo más que lo visto en clase practicando con los siguientes boletines, seleccionados por parecerme particularmente apropiados para cómo llevaremos el tema:

https://yoquieroaprobar.es/_pdf/05094.pdf

https://yoquieroaprobar.es/_pdf/01418.pdf

https://yoquieroaprobar.es/_pdf/05099.pdf

En estos tres anteriores tenéis sólo gráficas y rectas.

http://yoquieroaprobar.es/_pdf/32281.pdf: en esta última se practica la resolución de sistemas de ecuaciones con algunas gráficas, por lo que es especialmente apropiado para repasar el tema anterior.

[En YoQuieroAprobar tenéis un montón de fichas con ejercicios y problemas, tanto sin solución como con ella y con la resolución entera, así como fichas de teoría, algún interactivo y pruebas para que os autoexaminéis.]


Propuesta de trabajo: gráfica en hoja de cálculo.

Consiste en ser capaz de elaborar con hoja de cálculo (LibreOffice Calc, Office Excel, etc.) una tabla de valores escribiendo en una columna los valores y en otro la fórmula de la función, y a partir de ella elaborar una gráfica en la misma hoja.

[Las hojas de cálculo no son la herramienta idónea ni más ágil para representar funciones, pero hoy por hoy tienen gran utilidad cotidiana en la vida privada tanto como en un negocio.]


Juego: pista de carreras.


Material avanzado:

Ficha de situaciones de movimiento: en esta selección figura una explicación que, si comprendéis bien este tema, os adelantará algo de la asignatura de Física. Recordad que la realidad no está dividida en asignaturas.

Interactivo PhET de parábolas: esta clase de ecuaciones la estudiaremos a final de curso, y la gráfica en el curso que viene, pero podéis entreteneros con los mandos para quedaros con el concepto.

Juego matemático de la pista de carreras

Con este juego os pondréis a pensar en el ámbito de la Cinemática. Siento deciros que no podéis jugarlo en la brillante pantalla de vuestro móvil, porque la rayaríais. Bastan una hoja cuadriculada y un bolígrafo de un color diferente por cada jugador.

Cada jugador dibujará, en los vértices de la cuadrícula, una sucesión de puntos que representan  las posiciones de su vehículo.

La pista requiere de salida, recorrido y meta, como podríamos suponer. La salida es un segmento horizontal con anchura suficiente para que cada jugador esté en un vértice diferente justo antes de ella. La meta es otro segmento, que puede estar inclinado, con aproximadamente el mismo tamaño. El recorrido ha de ser lo más sinuoso y amplio posible, y conviene que vaya variando un tanto en anchura, sin angosturas ni explanadas exageradas; se traza delimitando sus bordes entre salida y meta.

A partir del punto inicial, los jugadores "mueven" (dibujan) por turnos (se ha de decidir por algún método quién comienza). Las reglas de movimiento son las siguientes:
  1. El segmento que una el vértice inicial con el de destino en ese turno debe estar contenido dentro de la pista. El coche que intente pasar por encima del borde de la pista colisiona contra los muros y queda eliminado.
  2. Dos coches no pueden ocupar el mismo punto en el mismo turno (una manera de comprobarlo es que dos trayectorias no pueden acabar en el mismo punto en ningún turno). Los coches que coincidan colisionan y quedan ambos eliminados.
  3. La posición de cada jugador viene determinada por la velocidad, pero a su vez ésta por la aceleración: aquí es donde entramos de lleno en la Cinemática:
    1. De un turno al siguiente, el cambio de la posición es la velocidad. Inicialmente los coches están en la salida, y se irán desplazando de acuerdo al tamaño y dirección de su velocidad para realizar el recorrido en el mínimo número de turnos.
    2. De un turno al siguiente, la velocidad puede cambiar en una cantidad que llamamos aceleración. Inicialmente los coches están inmóviles en la salida, por lo que necesitarán ir cambiando su velocidad en diferentes direcciones. Y decimos bien, cambiando y no sólo aumentando, porque si adquieren demasiada velocidad podría ocurrir que no pudiesen tomar una curva a tiempo y colisionasen contra el muro.
    3. La aceleración, es decir, el cambio de la velocidad, puede ser -1, 0 o 1 en cada una de las dos direcciones (horizontal y vertical).
Pues bien, a generar pistas ¡y a la carrera! (Una recomendación: intentad imaginar una manera de visualizar y representar tanto la velocidad como la aceleración, ya que la posición es en lo que consisten los propios puntos.)

[Extraído de Gardner, Martin (2010), Rosquillas anudadas. Barcelona, RBA, p. 119.]

02/03/2021

Atando cabos sobre los orígenes etruscos

En el último año y medio, aproximadamente, he dado con una serie de hilos de la Historia, a los que me he acercado atraído por el interés por temas diversos, que han convergido en ponerse de acuerdo acerca de un mismo asunto que por lo demás es todavía objeto de cierto debate entre historiadores, lingüistas y demás exploradores de la Antigüedad, lo que a saber podríamos dar en denominar los orígenes etruscos.

Tratando por separado los diversos hilos:

  1. El marco de los orígenes etruscos lo proporciona el más general de las antigüedades y orígenes indoeuropeos. El estado de la cuestión me parecía relativamente asentado tras haber leído el fantástico compendio de F. Villar Los indoeuropeos y los orígenes de Europa, rubricado años más tarde por The Horse, the Wheel, and Language (David W. Anthony). Estando así las cosas, quise ponerme al día con las últimas obras de Villar, y acabé sorprendido por la evolución de las ideas del autor (muy razonada y razonable, todo sea dicho) y con un concepto mucho más profundo de la indoeuropeidad como es el que Villar et al. aportan en Lenguas, genes y culturas en la prehistoria de Europa y Asia suroccidental. Obra que, tirando del hilo, me llevó a otra, rompedora pero de conclusiones exageradas: M. AlineiOrigini delle lingue d'Europa (2 vols. voluminosos). Respecto a los etruscos, con lo que me quedo aquí es con la razonable conclusión de Villar respecto a que la indoeuropea (o "arqueo-indoeuropea", en términos de Villar, o para-indoeuropea) es la capa lingüística más antigua detectable en la mayor parte de Europa. Y en particular en Italia.
  2. Interesádome desde tierna edad por esa lograda ficción lingüístico-histórica que Tolkien creó, la obra biográfica Tolkien y la Gran Guerra (J. Garth) me llevó a la persona de L.R. Farnell. Como yo había tratado en un artículo de juventud la inspiración que los Valar de Tolkien tienen en los dioses clásicos, basada en las diferentes hipótesis lanzadas por Robert Graves y Marija Gimbutas desde diferentes campos, recalé de natural modo en The Cults of the Greek States, donde inesperadamente encontré la hipótesis de que pueda ser "el relato de las andanzas de Eneas el recuerdo legendario de la difusión de este culto" (el de Afrodita Aineias diosa del mar; p.638).
  3. Esto nos lleva a la vinculación de parte de los orígenes de Roma, los que Virgilio hizo remontar a Eneas en la Eneida, con la Tróade. Muy notable es el personaje de Tarcón, sobre cuyo nombre abundamos abajo, pero cuyo pariente Tirreno apunta a la relación de los etruscos con los tirsenos (v. punto siguiente). Con todo, el relato de las andanzas de Eneas y sus troyanos, que exhibe una descarada alegoría en cuanto al origen de la rivalidad púnico-romana, estaría alegorizando también respecto al primitivo vínculo entre Roma y los etruscos.
  4. Heródoto (Historias I, 94) es una de las raíces de la hipótesis minorasiática de los orígenes etruscos, atribuyéndola a la migración liderara por el mencionado Tirreno por motivos de carestía.
  5. No podemos dejar de indicar la fundamental identidad de los diferentes etnónimos de este pueblo: tyrsenoi, tyrrhenoi, tusci (< turs-ci, con el típico sufijo etnonímico itálico -co que encontramos en tantos otros ejemplos: herni-ci, vols-cios-ci / aurun-ci, falis-ci, marru-ci-ni, Labi-ci...) y de ése tanto etrus-ci como el posterior Tos-ca-na. Me atrevo, con todas las salvedades de mi relativa ignorancia al respecto, a lanzar la hipótesis de que brote del mismo tronco el endónimo rasenna (< trasen-, de donde podría igualmente > tyrsen- en griego). Y estirando la conjetura, a este rasenna podríamos vincular como posible derivado muy tardío el nombre raeti, parientes suyos según los antiguos.
  6. Quiere cerrar el círculo de una explicación completa el luvitólogo F. Woudhuizen, fundando desde su especialidad la hipótesis de que la lengua etrusca sea un dialecto luvita evolucionado, con origen por tanto en las costas del Egeo y Anatolia, y en última instancia una variedad indoeuropea. Toca la identidad tirrénica con los teresh mencionados entre los pueblos del mar en The Ethnicity of the Sea Peoples, pero expone extensamente la teoría en Etruscan as a Colonial Luwian Language, donde es central la interpretación de la lengua etrusca en base al luvita; aquí plantea que los etruscos salieran de Asia Menor huyendo de los ataques cimerios en época tan tardía como el s. VIII a.C. Asimismo encontramos en The Luwians of Western Anatolia, Their neighbours and predecessors, del mismo Woudhuizen, en medio de las versiones de la Edad del Bronce de numerosos nombres de personajes conocidos a través de la antigua literatura clásica, a
Anquises, el padre de Eneas, quien representa una línea real troyana diferente de la de Príamo, presumiblemente con antecedentes luvitas, ya que parece estar vinculada con la región al sur del Monte Ida, caracterizada por los nombres típicamente luvitas..." (p. 130).

Todo lo cual compone un cuadro para mí verosímil sobre los orígenes etruscos que sería el siguiente:
  • A finales de la Edad del Bronce, los tirsenos, uno de los pueblos comprendidos en los de lengua luvita, habita la Anatolia occidental. Algunos de sus contingentes (teresh) son uno de los pueblos del mar que asaltan Egipto.
  • Iniciada la Edad siguiente, el Hierro, los tirsenos se mantienen en su zona en torno al Egeo, compartiendo muchos elementos culturales con las tribus de lengua griega que son sus vecinos desde siglos atrás.
  • Los tirsenos comparten con los griegos y fenicios su expansión colonial hacia occidente, quizá animada por la temprana tendencia general (s. -X), quizá impulsada particularmente por la amenaza cimeria en el continente (s. -VIII - -VII). Mientras que los fenicios fundan mayormente en las costas meridionales del Mediterráneo y los griegos en las septentrionales, los tirsenos hallan un hueco en las costas occidentales de la Península Itálica, junto al mar al que darán nombre. Mediado el s. -VI, en la Batalla de Alalia se enfrentarán estas tres corrientes (que no podemos anacrónicamente denominar potencias) de colonizadores.
  • Rasgos tirsénicos se mantienen hasta época tardía en la isla egea de Lemnos, como atestiguan varias inscripciones.
  • Los tirsenos (llamados etrusci por los latinos) se instalan no sólo en la costa, sino que prosperan tierra adentro. No ha de entenderse esto como una expansión con sustitución completa de población, como antaño se daba por hecho, sino como un proceso de élite dominante como los que la Historia bien conoce desde el inicio la Edad del Bronce y quizá antes, y que explica las expansiones indoeuropeas de que tratan la Lingüística y la Arqueología en las varias hipótesis sobre los orígenes indoeuropeos, que han producido una y otra vez difusiones y sustituciones de elementos culturales de mayor o menor amplitud sin implicar sustituciones genéticas (sustituciones poblacionales más completas que también se pueden dar, pero que en Europa al parecer no se han producido desde el último deshielo). En concreto, los tirsenos-etruscos fomentan determinados elementos culturales de su tierra de origen (alfabeto, cultos, arte) sobre un sustrato villanoviano y umbro, con vínculos tanto autóctonos como centroeuropeos.
  • Cualquiera que fuera la época inicial de llegada de los tirsenos, su presunta huida de los cimerios coincide con:
    • el período orientalizante de la cultura de Etruria;
    • su máxima influencia en la Península, que alcanza desde el valle del Po hasta Campania, con centro y mayor arraigo en Etruria;
    • los primeros tiempos de la ciudad de Roma.
  • Testigo de la influencia oriental etrusca en la primera Roma serían:
    • la atribución de parte de los orígenes de Roma a inmigrantes de Asia Menor;
    • la alianza troyano-etrusca en la Eneida, que se trataría en realidad de identidad étnica;
    • el propio personaje de Eneas, que sería la personificación en la figura de un héroe troyano de un aspecto de Afrodita como protectora de los marineros, muy apropiado para los colonizadores del Mediterráneo;
    • los reyes Tarquinios de Roma, cuyo nombre es una variante del mencionado Tarcón, y además refleja los luvitas "Tarḫunz" o "Tarkasnawa".
  • Con el declinar del poder etrusco, tras el cénit de esa época, los etruscos que dominan el valle del Po son desplazados por invasores galos, y los que se trasladan al norte se transformarán en los retios, en un nuevo proceso de élite dominante en que el elemento capaz de dejar monumentos epigráficos es el mismo que lo había hecho en la Península.
  • La mayor parte de los etruscos acabarán siendo absorbidos en el común de los romanos, quedando su lengua en desuso (y hasta hoy sin desciframiento seguro o de consenso, a pesar de Woudhuizen).
En suma, unos acontecimientos complejos y en la que, como en tantas otras ocasiones en la Historia, el relato sólo se construye a posteriori realzando algunos de los hilos y descartando otros, deliberadamente o no, y con una toma de conciencia étnica basada en ese deformado cuento.

28/02/2021

Experimento de conciencia lingüística

Quiero dejar este post publicado, antes de que se me olvide.

Veamos este fragmento de una entrevista en que se habla de la diferente consideración social de que gozan el castellano y el gallego en Galicia, que he extractado intentando que incluya todo el contexto necesario para su cabal comprensión:

R: [...] Tenemos que seguir trabajando, provocando que exista conciencia lingüística y que todos deseemos hablar castellano, porque ése es nuestro gran tesoro.

P: Pero aún hay quien se resiste a emplear el castellano por considerarlo ajeno...

R: Claro que hay y no se entiende. Hoy en día, ninguna persona culta debería atreverse a hablar en público en gallego, porque sería ir contra nosotros mismos y contra lo nuestro. El dominio de la lengua no vale de excusa, porque muy pocas personas carecen de formación para no poder hablarlo.

Ahora piensen unos si están de acuerdo con lo que dice, y otros si en cambio ello les parece una antigualla vergonzosa a extinguir.

Y a continuación leamos la entrevista original, a Alicia Padín en La Voz. Aviso que lo único que he cambiado entre la original y el extracto es, aparte de intercambiar los nombres de las lenguas, el "inferior" (presunta consideración del gallego) por "ajeno" (presunta consideración del castellano).

¿Nos parece ahora que al cambiar los letreros estamos más de acuerdo con el original que con el extracto? ¿O viceversa?

Si es así, tenemos el que considero problema de no ser capaces de contemplar la dimensión pública de un idioma como un mero instrumento de comunicación, dejando la dimensión identitaria para la intimidad individual.

Lo cual acaba desembocando en pretender que al salir por la puerta de casa las vidas privadas de los demás se ajusten a nuestra visión, y no seamos por tanto capaces de tolerar al diferente.

06/11/2019

Cambiar o no cambiar (el huso horario): ésa es la cuestión

Pruébese a realizar una búsqueda en Google del tenor de «imagen cambio de "huso horario"». En seguida se dará con alguna de esas imágenes compuestas  o directamente CGI en que se ve cómo la línea entre sol y sombra barre Europa de tal modo que España queda situada con Gran Bretaña y Portugal de un lado, y más o menos el resto de Europa del otro.
Estas imágenes, originadas con algún propósito quizá ilustrativo de la inclinación del eje de rotación de la Tierra respecto al plano de traslación, ruedan por Internet y periódicamente surgen siendo esgrimidas para defender que España debe alinear su huso horario con el británico-portugués (a cuál más importante para España). Pero esa defensa está basada en premisas equivocadas, empezando por el hecho de que la "línea del amanecer" sea única; de modo que, como profesor de Matemáticas (y circunstancialmente de Biología-Geología), me siento animado todos los cursos, sea en el cambio a horario de invierno o al de verano, a explicar la situación a mis alumnos; explicación que a continuación dejo ordenada y rigurosa por si algún curso se me escapa, o por si alguien quiere tomarlo desde aquí.

1. La forma más primitiva de determinar la hora del día es mediante la posición, más concretamente la elevación, del sol en el cielo. Claro que hay ocasiones en que el cielo se nubla, pero a lo largo de varios años se logra comprobar que la máxima elevación del sol es la misma todos los años y que recorre aproximadamente un segmento recto, con lo cual a la larga podemos estar seguros de que, independientemente de que la hora y lugar de salida del sol varíe a lo largo del año (lo cual resulta patente a cualquiera que viva en un entorno rural, en dependencia de los ciclos diarios), si se establece ese momento del sol como hora central del día (de ahí el nombre de "mediodía", las 12:00), logramos una duración del día suficientemente precisa para los usos campesinos.

2. Ahora bien, como la tierra es redonda (esférica, mandarina, pera o abollada, según el nivel de precisión deseado), ocurre que a medida que la Tierra rota hacia el Este el momento del mediodía va recorriendo una línea norte-sur (de ahí el nombre de "meridiano") que se mueve hacia el Oeste. O desde otro punto de vista, el momento que es mediodía en un lugar no tiene por qué serlo en otro: es después de mediodía ("P.M.") en un lugar que se sitúe al este del nuestro, mediodía en el que esté en el mismo meridiano, y antes de mediodía ("A.M.") al oeste. Esto no tiene demasiada importancia si nuestros horizontes y relaciones rara vez superan lo local, y si lo hacen es a velocidad lenta, como antes de la era de los transportes contemporánea. Pero a medida que los horizontes se expanden y las (tele)comunicaciones se hacen más rápidas, tener que manejar un ramillete de horarios propio y ajenos (esto es, de números de 0 a 24 atribuidos a un determinado momento del día), ramillete extraído de un continuo de opciones dependiente del ángulo de longitud terrestre, se vuelve directamente inmanejable.

3. Pues bien, surge la primera necesidad de racionalización-homogeneización, que consiste en eliminar la susodicha continuidad repartiendo el globo terráqueo en husos horarios; husos que, por lo demás, están en principio fundamentados en lo dicho en 1., esto es, el punto más alto del sol. De ese modo, si bien se pierde la precisión a nivel local, se gana en capacidad de coordinarse con el vecino en lo referente al "cuándo".
Dicho lo cual, en lo que sigue debe quedar claro que un huso horario no es más que el número (hora) que asignamos a un momento determinado en el tiempo.

4. Ahora bien, el principio de coordinación que resultaba suficiente para unas incipientes comunicaciones, fue cuestionado por un hecho creciente: el aumento de la actividad económica y de la ocupación de trabajadores en el sector secundario, y en el terciario por último, con el paso de los años. De modo que la referencia inicialmente válida de mediodía en el momento más alto del sol iba perdiendo sentido a medida que: a) no sólo las personas sino también las instalaciones necesitaban consumir energía para realizar su actividad económica y b) el horario de trabajo dejaba de ocupar todas las horas de luz solar para concentrarse en las primeras de luz.
Y esto lleva a cambiar la referencia. El sol ya no era tanto una referencia (pues los relojes fabricados por el hombre superaban en precisión a lo que la observación astronómica podía proporcionar) como el determinador de las óptimas horas de trabajo, y como la actividad económica tenía lugar mayormente en las primeras horas del día (en cuanto al ciclo diario) y, a medida que se fue reservando el verano como época ideal de vacaciones, en las estaciones no veraniegas (en cuanto al ciclo anual), la referencia para el huso horario pasó a ser ésta; por expresarla claramente: en Europa occidental (región de nuestra polémica), el huso horario pasó a establecerse no llamando mediodía al momento del sol más alto, sino estableciendo aproximadamente que la primera hora de trabajo tuviese el mismo número (hora) en los amaneceres de invierno, es decir, en la hora inicial para la actividad económica en la estación central de la misma. Por ello convenía que toda la Europa continental compartiese el mismo huso horario, aunque éste fuese un huso un tanto deforme: porque con él todos empiezan a trabajar con el sol a la misma altura en el cielo. Basta un rápido vistazo con Google Earth a las sombras sobre la Tierra en las mañanas de invierno para comprobar que en esa época amanece más o menos al mismo tiempo en la Península Ibérica, Francia, Alemania y Escandinavia, quedando un tanto desplazado el Reino Unido de esa "línea del amanecer", lo que justificaría su conservación del huso horario siguiente (pero no Portugal).

5. Ahora bien, como a lo que se tendió fue a llamar con la misma hora la misma elevación del sol sobre el horizonte, en el proceso de racionalización de horarios y husos se pasó a tener en cuenta el hecho de que la hora de amanecer varía a lo largo del año, y de ahí surgió la idea de que existieran un horario de verano y uno de invierno. De modo que en invierno corre el horario para hacer que a lo largo del año, en las estaciones de actividad industrial-económica ordinaria, la hora de entrada al trabajo fuese siguiendo a la de salida del sol; como siempre, aproximadamente.

6. En cambio, la hora de comer se sigue rigiendo por el sol, de modo que en los países más al oeste se come más tarde que en los vecinos más al este.

7. Por tanto, cada vez que se plantea que España está fuera de su huso horario hay que saber bien de qué se habla, y especificar qué es lo que nos parece inadecuado, y se consciente de que todo tiene ventajas e inconvenientes, y por tanto cuáles son los inconvenientes de hacer lo que algunos proponen recurrentemente, que es poner toda España al huso de Canarias, Portugal y Reino Unido. Actualmente, de modo muy conveniente para las relaciones económicas internacionales de España, al comunicar con una empresa de uno de los países con que más relaciones tenemos sabemos que nuestras 11:35 son sus 11:35, y lo que hemos de tener en cuenta es que su pausa de la comida tiene lugar antes que la nuestra. Mientras que en Portugal, con +1 h respecto a España la pausa tiene lugar en el mismo momento (como corresponde a la contigüidad geográfica) pero a diferente hora (por estar en diferentes husos); típicamente empieza a las 13:00 h ES = 12:00 PT.
Por el contrario, si nos volvemos al huso de Portugal, a cambio de la discutible satisfacción que pueda producir el que los españoles podamos decir que comemos a la misma hora que portugueses o alemanes (aunque sólo fuere el mismo momento que los portugueses, y siguiere siendo diferente momento que los alemanes), perderíamos el hecho de que dejaríamos de llamar con la misma hora al mismo momento, y por ello necesitaríamos tener constantemente en cuenta el desplazamiento horario respecto a la mayoría de nuestros vecinos, por mucho que nos cupiese el relativo consuelo de hermanarnos más con Portugal.

8. Otro asunto es que hay que tener en cuenta que la línea del anochecer se inclina en ángulo contrario a la del amanecer, o que, equivalentemente, la duración del día varía con más amplitud cuanto más lejos estamos del Ecuador, por lo cual, en nuestro caso de Europa occidental, cuanto más al norte más corto es el día en otoño e invierno, y más largo en primavera y verano. De modo que en las épocas de mayor actividad laboral anochece antes cuanto más al norte, y por ello cuanto más al norte más necesidad hay de realizar una jornada laboral intensiva cuanto más depende ésta del sol, para poder aprovechar las horas de luz de después de la jornada laboral si las hay, y si no, refugiarse a tiempo en casita.

9. Y aquí entramos en una situación más opinable porque depende más de las circunstancias personales y capacidad de desempeño en el trabajo; a saber: si es preferible parar más o menos tiempo a mediodía. Así como cuanto más al norte menos opciones dan las horas de luz, casi obligando a una jornada intensiva, cuanto más al sur más libertad hay para disponer de un mediodía largo, con desplazamiento a casa incluido, o una pausa breve, que permita aprovechar las tardes al salir de trabajar.

No voy a entrar en más casuística porque creo que con lo dicho queda claro que los usos del tiempo, en especial en lo referido al trabajo, dependen de la duración de las horas de sol y su variación a lo largo del año, de la longitud y latitud geográficas, y el última instancia es entendible que den pie a preferencias individuales variadas.
Recomiendo en cualquier caso darse un paseo por Google Earth, clicar en mostrar sombras, y trastear con los controles de fecha y hora, para comprobar cómo se mueven las líneas de amanecer y anochecer y en general hacerse una idea general de lo que he tratado arriba.
Asimismo, recomiendo los siguientes vídeos, de los más técnicos y mejor explicados que podemos encontrar en YouTube en español (y en algunos casos en gallego, pero nos entendemos), en los que el físico Jorge Mira explica y debate al respecto:

27/04/2019

Elecciones y sentido del voto

Las elecciones son el mecanismo por el que los votantes eligen a sus representantes en los legislativos, y en ocasiones también a los líderes de los diferentes ejecutivos. En un sistema parlamentario, la elección del presidente del Gobierno o primer ministro no la hacen los votantes directamente, sino sus representantes nada más constituirse la(s) cámara(s), si bien dicho proceso puede tener lugar en medio de una legislatura, según ya he comentado.

Ahora bien, habitualmente se considera como un proceso claro y legítimo el que un presidente del Gobierno sea elegido a continuación de unas legislativas nacionales por el Parlamento correspondiente, y sin embargo se ha considerado repetidamente algo lejano al pueblo y menos democrática que lo anterior la elección del Presidente de la Comisión Europea por el Parlamento, o las elecciones de presidentes del Gobierno en Grecia, Italia y España en medio de legislatura. Uno de los motivos de esa negativa consideración es que en estos últimos casos no hay un candidato oficioso (es decir, previo a la constitución del Legislativo) a la Presidencia del Gobierno. Por el simple hecho de haberlo, aunque no tenga ninguna naturaleza legal, las cosas están más claras. Por tanto es más que recomendable, si no existe una elección independiente del presidente del Gobierno, reconocer la figura del candidato en las elecciones.

Hemos de tener claro que el sentido del voto, es decir, los motivos por los que un votante determina cuál va a ser su opción de voto, son al menos tres:

a) Partido al que vota (voto a ideas).
b) Candidato (oficioso en España, donde no está regulada esta figura) a la presidencia del Gobierno (voto a persona).
c) Candidato a representante por la circunscripción correspondiente (voto a persona).

Por tanto, un sistema de voto óptimo debería disponer de mecanismos por los cuales tener en cuenta esos tres sentidos, muy particularmente la regulación explícita de los candidatos a la presidencia del gobierno y la presencia en las papeletas no sólo del logotipo del partido y candidatos de la circunscripción, sino también del candidato a la presidencia al que apoyan.

En la actual práctica española, c) es lo que el votante tiene menos en cuenta, al haber listas cerradas, y esto se corregiría mediante listas abiertas o al menos desbloqueadas. Dominan a) y b) interfiriéndose notablemente, por lo que el sistema debería trabajar por separarlos hasta cierto punto.

El sentido del voto interfiere negativamente con las campañas electorales y cómo potencian la perniciosa tendencia humana innata a dividirse en grupos en conflicto. La elección de un jefe de gobierno es más primitiva, en el sentido de que se trata de escoger a un líder que debe encabezar un equipo monolítico. Ojo, primitiva no quiere decir menos deseable, pues tiene sus virtudes y sus ámbitos propios.

Pero en una campaña esto se mezcla con la presentación de programas, y aquí sí hay efectos corruptores de la naturaleza de las cosas políticas. Pues así como no es posible que un jefe de gobierno, o incluso el ocupante de un escaño sean dos personas (por el sencillo motivo de que uno no es igual a dos), cuando se trata de realizar programas legislativos no tiene por qué existir incompatibilidad, al menos no absoluta. Al distribuir escaños es más fácil repartir, ya que hay varios puestos.

En cambio, se suele mezclar el confrontar programas con el confrontar candidatos, y esto es especialmente relevante en lo que respecta a los debates electorales, ya que suelen ser de confrontación absoluta. Sin embargo, de acuerdo a lo dicho arriba, los debates podrían ser de diferentes tipos, cada uno con el objetivo de contribuir a aclarar un sentido del voto diferente.

Por un lado estarían los debates de candidatos, en los que de lo que se trataría sería de evaluar el perfil y cualidades personales de los mismos para el puesto que aspiran a ocupar. Este tipo de debates tiene poco sentido que sean a muchas bandas, ya que por un lado no son muchos los candidatos que pueden razonablemente aspirar a presidentes, y por otro a la hora de comparar y decidir u opinar quién ha “ganado” un debate (costumbre habitual), hay que tener en cuenta que la idoneidad de los diferentes candidatos no responde a un único criterio y podríamos hallarnos ante la imposibilidad de ordenarlos de mejor a peor por no tratarse de una relación transitiva; en otras palabras, que por ejemplo un candidato puede ser mejor que otro por una serie de motivos, éste mejor que un tercero por otros motivos más, y el tercero mejor que el primero de acuerdo a otras consideraciones. La conclusión es en cualquier caso que los debates de candidatos deben ser de uno contra uno, y si se asume que puede haber varios candidatos con opciones, lo que debería haber serían una serie de debates uno contra uno, al modo de liguillas deportivas.

Otro tipo de debates serían los de programas, que sería bueno que fuesen protagonizados por directores de programas y los especialistas de las diferentes áreas en que cada partido pueda organizar sus propuestas. Estos debates sí tendría sentido que fuesen multilaterales, pero no tendría sentido que se dijese quién ha ganado, porque los programas son susceptibles de superponerse hasta cierto punto, y las propuestas de unos ser compatibles con las de otros. También en este caso podrían existir varios debates, no sólo uno general, para tratar las diferentes áreas programáticas.

Siendo el tercer sentido del voto el de la opción por los candidatos de cada circunscripción, no tiene sentido que éstos debatan a nivel nacional, pero sí sería razonable que lo hiciesen a nivel regional o local para tratar la relación y el impacto de sus partidos y los candidatos los que apoyan en el territorio de la circunscripción.

En resumen, en el período de campaña electoral sería bueno que se organizasen tres tipos de debates electorales que ayudasen al votante a formar su opinión en los tres sentidos de voto: una serie de debates uno a uno con todas las combinaciones posibles entre los candidatos a presidencia del gobierno verosímiles; otra serie de debates programáticos multilaterales, tanto generalistas como por áreas, y debates por circunscripción entre miembros de las listas electorales.

La propaganda en campaña electoral es harina de otro costal. Así como los debates pueden contribuir a que el votante se informe, compare y reflexione, lo típico de las actuales campañas promueve el impacto visual, el lema y, en definitiva, la falta de reflexión, y por ello resultan rechazables, o al menos bien podrían separarse de las campañas. Esto es; algunos elementos que alteran hasta cierto punto el orden público, incitan a la división social, e incurren en grandes gastos (cartelería, mailings masivos, megafonía) no deberían estar promocionados desde el Estado ni estar admitidos de modo diferente a como lo están fuera del período electoral. Los carteles deben responder a su colocación ordinaria, por ejemplo en las sedes de los partidos o en las vallas publicitarias permanentes sin que sea necesario montar paneles para la ya absurda y sin sentido ceremonia de la pegada de inicio de campaña. Los mitines, megafonías y repartos de publicidad, aunque aumenten de frecuencia, se pueden celebrar según la regulación ordinaria de los derechos de manifestación, expresión y ruidos. Los mailings en papel, en el siglo XXI, sobran.

02/03/2019

Requisitos para aprobar las oposiciones: una reflexión más

Mediante esta entrada respondo brevemente a ésta sobre las oposiciones:

Lo que dice me parece razonable tomado aisladamente, pero tengo muchas matizaciones que hacer.  He escrito extensamente al respecto pero por lo pronto apuntaría un par de aspectos:
  • Notas en torno al 2 son como dice un suspensazo que inhabilitaría a quien lo sacase siempre que los contenidos del examen se ajusten a lo que se quiere evaluar, lo cual es dudoso. He demostrado con datos (en lo que he vivido, que es Galicia), y me han dicho miembros de tribunal, que la nota por encima de todo es una criba.
  • Aunque se puedan presentar licenciados o graduados de cualquier titulación, lógicamente cada uno opta a aquéllo en lo que está más formado, de modo que los conocimientos de la materia ya vendrían certificados por la Universidad (p.ej. uno no saca la carrera de Matemáticas sin saber Matemáticas de sobra como para impartirlas en Secundaria; de lo contrario, el problema lo tiene la Universidad).
  • Es inevitable que, aunque las Administraciones se propongan reducir al mínimo practicable el porcentaje de interinos, una parte no despreciable del profesorado lo sean, o sean sustitutos que cubren bajas, siendo por tanto gente que no ha superado los requisitos de conocimiento. Esto no es más que el reconocimiento de que las oposiciones no sirven para asegurar conocimientos algunos y por tanto a la función docente, sino para conceder empleos fijos de profesores funcionarios.
Por ello, las propuestas del "nuevo acceso docente", el "MIR de profesores" de Ciudadanos o simplemente el no funcionamiento del examen de la oposición como criba que creo recordar que ANPE ha planteado (las tres compatibles entre sí), harían de las oposiciones un proceso más auténtico, racional y ajustado a los tiempos.

24/02/2019

Ciudadanía, mayoría de edad y derecho de sufragio

Vivimos en una época en que se tiende a considerar los derechos políticos como algo innato a la persona. En otros tiempos, los derechos eran concesiones por parte del poder; pero desde que el poder pasó a los ciudadanos y desapareció la detentación personal, nadie se considera con capacidad de privar de derechos políticos a un semejante.

Y, sin embargo, constantemente trabajamos, vivimos y actuamos socialmente con ello. Ideologías ha habido que han llevado el principio democrático al extremo, pretendiendo que toda verdad procede del acuerdo entre varias personas puestas de acuerdo: debaten, definen su realidad y resuelven toda decisión o conflicto mediante votación.

Pero sabemos que la realidad no funciona así. Puedo creer que si salto por la ventana volaré sin apoyo mecánico, pero la realidad dictará lo que le parezca. Podemos decidir en casa que aparcaremos en medio de una calzada, pero si no logramos poner las leyes a nuestro favor, perderemos nuestro vehículo. Podemos abrigarnos para no acatarrarnos, como siempre me dijeron en casa, pero si me empeño en besuquear a mis amigos enfermos, acabaré igual.

En definitiva, hemos de plegarnos a la realidad. En asuntos humanos, la realidad no es tan clara como, digamos, en mecánica clásica, pero nos mantenemos en el marco del mismo principio; sólo que, a falta de mejores herramientas, recurrimos a personas autorizadas por la ley (funcionarios, jurados, parlamentos, etc.) para decidir a qué debemos atenernos, cómo actuaremos. Otras veces conferimos la capacidad de decisión en función de la propiedad privada, lo mismo en sociedades que en la vida privada. En definitiva, dependiendo de qué asunto estemos tratando, un tipo de personas u otro serán la autoridad en el asunto; y cuanto más ultrademócratas seamos, más asuntos consideraremos “votables”. Podríamos llegar al esperpéntico extremo soviético de votar la ciencia por puro rechazo a los conocimientos científicos previos.

En las democracias modernas, ambos extremos se combinan en una fusión más cercana a uno u otro. La dificultad reside en buscar qué parte de lo uno y de lo otro, qué mecanismos se organizan, para que cada tema se gestione de la mejor manera posible, y cada vez mejor.

Viene todo lo anterior a colación del tema de la ciudadanía y el derecho al voto porque, habiendo llegado como sociedades al consenso de la idea de democracia como óptimo principio político, existe una corriente crítica con ella que pretende mejorarla yendo a un sistema mejor, más benéfico para el ciudadano. La idea es, a grandes rasgos, aumentar el poder de las personas cualificadas (para cada ámbito) y reducir el de las que no lo están. Espero haber argumentado convincentemente en los párrafos anteriores que ya la democracia no es tan pura como para que admitir todo se vote, y argumentaré que su mejora no está tan alejada de ella como para que merezca la pena causar alarma diciendo que se trata de un sistema diferente y, por ello, antidemocrático.

Una crítica que resume los argumentos a favor y en contra de la democracia por parte de politólogos, economistas y filósofos, y que aboga por un sistema mejorado y además tiene voluntad bautismal para con él es la de Jason Brennan en Contra la democracia. En ella denomina epistocracia (“gobierno de los que saben”) al nuevo sistema. Basándose en los defectos de los sistemas electorales masivos, conocidos, modelizados matemáticamente y demostrados, centra la crítica en la capacidad del votante carente de los mínimos conocimientos sobre la realidad política, social y económica como para que se pueda considerar cualificado para tomar decisiones al respecto de la mayoría de ellas, sea directamente o por medio de representantes.

Por mi parte prefiero reservar el término “epistocracia” para la modulación del derecho al voto en función de los conocimientos; es en definitiva una de las cualidades que se pueden exigir dentro de un sistema más amplio de sufragio capacitario, es decir, al que se accede por cumplir una serie de requisitos más exigentes que los actuales (que consisten en la edad y poco más); para el sufragio capacitario pasivo prefiero reservar el término “meritocracia”.

A continuación traeré a colación y comentaré varias de las objeciones y conclusiones de Brennan, que redondean y completan, como sólo un profesional podía hacerlo, mis propias reflexiones previas al respecto.

Imaginemos lo siguiente: la mayoría de edad electoral se somete a debate; esto es, se plantea qué edad es la idónea para acceder a ese derecho. En tiempos pasados se ha rebajado de los 21 a los 18 años. De hecho, se viene extendiendo el derecho al voto continuamente en los últimos dos siglos: en función de un nivel de riqueza cada vez menor (sufragio censitario), de la obligación de servir al Estado con las armas poniendo a su disposición la integridad física personal como parte de los ejércitos, de las iguales capacidades (de origen) entre unos colectivos y otros… ¿Por qué no rebajar una vez más, a los 16?

Los detractores de esta última propuesta podrían plantear que hoy por hoy los 18 para el derecho al voto corresponden a la mayoría de edad general, pero entonces bastaría con mover ésta a los 16, mayoría de edad que ya plantean algunas leyes particulares para sus ámbitos de aplicación. Al fin y al cabo, cruzar la línea de los 18 no supone una diferencia cualitativa, en lo que a capacidades objetivas se refiere, respecto a unos días antes de cumplir esa edad.

Pero ¿por qué parar en los 16? ¿Por qué no ir hasta los 14, o 12 o 6, o… hasta el mismo nacimiento? Un momento, no nos pasemos: tan jóvenes no existe capacidad de decidir autónomamente. En fin, tanto rodeo para concluir que los 18 años actuales no son sino una edad convencional a la que a una mayoría estadísticamente significativa de los ciudadanos se les supone juicio suficiente.

Por cierto, que si conferimos derecho al voto a los que aún no tienen capacidad intelectual para ejercerlo libremente por su tierna edad y precisamente debido a esto último se lo otorgamos a sus tutores legales hasta el momento de la emancipación, habremos llegado al voto familiar: los votos de toda la familia los deciden las cabezas de familia que están a cargo.

Lo mismo si en lugar de tratarse sólo de incapacidad por motivos de edad se trata de incapacidad objetiva debida a cualesquiera condiciones intelectuales… De hecho, ¿por qué no comprobar directamente la capacidad intelectual? ¿Por qué no dejar de lado cualquier otra circunstancia accesoria e ir directamente a la capacidad?

¡Alto! Si seguimos por ahí encontraríamos, como dice Brennan, que seguramente muchos adultos no darían la talla en las pruebas de capacidad en cuestión. Si cuestionamos los actuales 18 años como criterio para la mayoría de edad electoral, acabamos cuestionando cualquier edad; de hecho, por lo dicho arriba, creo que podríamos acabar más cerca del voto familiar, defendido por algunas posiciones conservadoras, que del voto a los 16, defendido desde posiciones de izquierda, más tendentes a considerar los derechos como algo que se otorga y además el derecho al voto como un mecanismo de integración de los jóvenes en la vida adulta.

El derecho al voto es a menudo concebido como un reconocimiento a la dignidad de la persona; dejo el análisis sobre lo inútil de este concepto a Brennan, con quien estoy de acuerdo. Todo ello sin meternos en lo justo que pueda ser, que es otro asunto.

Además de eso, hemos de considerar una cuestión fundamental: que el voto confiere capacidad de influencia sobre los conciudadanos, y por ello tengo derecho a preocuparme por su uso ignorante, pernicioso o venal. De la misma manera que no aspiro a votar una decisión técnica sobre fontanería y estoy dispuesto a pagar a un asesor fiscal, tampoco quiero que nadie sin unos conocimientos mínimos tenga derecho a gobernar mi vida más allá de lo estrictamente necesario, y aun lo estrictamente necesario aspiraría a que fuese determinado por expertos.

La epistocracia de Brennan no es, como he dicho, un sistema diferente de la democracia occidental al uso en lo que a estructura se refiere, pero el cambio que plantea, que es la modulación del derecho al voto dando más poder a las franjas de población con más conocimientos de los varios ámbitos de la vida pública, es un punto clave que afecta a todo el sistema. O al menos eso promete, ya que, como Brennan dice, la epistocracia se puede plantear teóricamente como mejora de la democracia pero no hay hasta ahora pruebas de su buen funcionamiento porque a fin de cuentas ni siquiera se ha puesto a prueba nunca. Por ello, y porque Brennan defiende la epistocracia como una reforma moderada a partir de o dentro de la democracia, es por lo que digo que no se puede considerar un sistema organizativamente diferente, ni que viole ninguno de los principios fundamentales de las democracias.

Brennan plantea una serie de modelos o vías (propios u originales de otros) en que podría consistir la puesta en marcha de un sistema epistocrático:

a) Voto de objetivos: todos los votantes deciden los objetivos de la política, mientras que los “epistócratas” se encargan de definir cómo alcanzar dichas metas.

b) Sufragio restringido: el caso descrito arriba de limitar el voto a los que demuestren capacidades intelectuales (por ejemplo superando un examen), lo mismo que se exige demostrar capacidades a muchos puestos del Estado.

c) Voto plural (ya se practicó en el pasado en democracias pioneras como el Reino Unido): además del voto del común de los electores obtenido por criterios generales, quienes cumplan otros requisitos pueden conseguir votos adicionales.

d) Sorteo del derecho: antes de cada elección, se selecciona al azar a sólo una minoría de la población, que a continuación se somete a un proceso de adquisición de competencias. Es un sistema que puede adolecer de los mismos defectos que aquejan a tales procesos de adquisición ya conocidos, de que en lugar de contribuir a una formación positiva, produzca radicalizaciones y una competencia partidista por ganarse o manipular a los afortunados electores.

e) Sufragio universal con veto epistocrático: al sistema democrático habitual se añade un cuerpo formado por epistócratas con capacidad de vetar la legislación de otras cámaras. Esta función podría atribuirse, referida a una serie de competencias bien medida, a un Senado de méritos como el que describo aquí.

f) Simulación de oráculo: toma de decisiones seleccionando, para hacerles caso, a los sectores de población que, en cada campo, hayan demostrado conocimientos más acertados. Lo cual puede constituir un problema doble, pues ¿quién decide los conocimientos correctos para seguir decidiendo correctamente? Dicho de otra manera, si vamos a tener que determinar quiénes saben más, podemos directamente utilizar esos criterios para otorgar poder de decisión a esas personas.

En suma, de las anteriores propuestas me parecen aplicables la b) y la c), que se implementarían mediante exámenes de comprensión lectora y conocimientos políticos, económicos y sociológicos, y la e). De considerarse conveniente se podrían combinar con el voto familiar o con un criterio capacitario adicional:

g) Que los criterios de mayoría de edad electoral atiendan a méritos individuales, entre ellos la independencia económica, familiar e intelectual y otros criterios de ciudadanía plena. Tal derecho incluso podría no otorgarse a edad inferior a la mínima a que con carácter general se pueda finalizar la enseñanza superior, y éste sería el único residuo de concesión del derecho según criterio de edad que me parece admisible.

Dicho lo anterior para el derecho de sufragio, cabe añadir que la ciudadanía plena, tanto para nacionales como para extranjeros, lo mismo que la nacionalidad para extranjeros, podría ser una condición adquirida poco a poco a medida que se cumplieran los requisitos de “mayoría de edad” (que ya no sería tal, sino capacidad) en cada ámbito. Algo que, como hemos dicho, en la práctica ya ocurre en diferentes campos. Eliminar la referencia a una mayoría de edad general serviría para obligar a cada ley a definirla para su ámbito.